¿Cuántos Albertos Fernández hay en Argentina? por Daniel Gil

Ciertamente ni el nombre ni el apellido son exóticos: “Albertos” y “Fernández” debe haber muchos en la Argentina, así como en otros países de la región

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Caracas, 13 de enero de 2020/.- Ciertamente ni el nombre ni el apellido son exóticos: “Albertos” y “Fernández” debe haber muchos en la Argentina, así como en otros países de la región.

No obstante, mi pregunta no va dirigida al Registro Nacional de las Personas, organismo encargado de la identificación y el registro de personas físicas en Argentina. No persigo conocer cuántas personas se llaman exactamente igual que el actual presidente argentino (aunque pudiera ser un dato curioso), más bien, trato de problematizar en torno a la capacidad de decir y desdecirse que ha mostrado Alberto Fernández desde que fue ungido como candidato a la presidencia,  en un curioso episodio donde la candidata a vicepresidente, Cristina Kirchner, es la que anuncia quién le acompañará en la fórmula electoral como presidente y no al revés, como la lógica básica pudiera dictar.

Muchos ejemplos pudiesen citarse de esta “capacidad” de Alberto. Hay abundante información audiovisual de archivo donde Alberto sale diciendo una cosa y, en otra ocasión, olímpicamente y sin que se le mueva un músculo de la cara, sale diciendo totalmente lo contrario. Citemos solo dos: 1) antes de ser ungido como candidato a la presidencia por Cristina, llegó a decir de ella que era “cínica y delirante”; “que su mandato fue malo y deplorable”; “que tiene una visión de la realidad distorsionada”, etc., etc., etc.        Luego, ya candidato a presidente, en plena campaña, llegó a decir que él y Cristina eran lo mismo; 2) otro ejemplo es la muerte del Fiscal Alberto Nisman, encargado de investigar el atentado terrorista a la Amia de 1994. Nisman, en declaraciones públicas, dijo que la entonces presidenta en ejercicio Cristina Kirchner, estaba relacionada en una trama de encubrimiento de los responsables del atentado. 4 días después de esa denuncia, y a solo horas de sustentarla en el Congreso, aparece muerto en su casa con un disparo en la cabeza. Aún hoy hay un debate abierto en la sociedad y en la justicia argentina, sobre si Nisman se suicido o lo suicidaron. Fernández, opositor a Cristina hasta “antier”, ponía en duda la tesis del suicidio. Fernández candidato y Fernández presidente ahora la avala.

Un pensamiento vivo es un pensamiento que cambia, pensar es cambiar de pensamiento, decía un Psicólogo Social parafraseando a Foucault.  Ahora, acoto yo, cambiar de pensamiento sin argumentar las razones que empujaron tal modificación devalúa la palabra, más aún si de una figura pública se trata ¿A cuál Alberto creerle? ¿Cuánto tardará en desdecirse?

Seguramente estas preguntas, para las cuales no tengo respuesta, no me las hago yo nada más, buena parte de los argentinos probablemente también se las hagan.

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